Transgredir es inspirador, pero también cansado. Demandar, subvertir o reivindicar no es un placer, es el espacio que las mujeres nos hemos visto obligadas a ocupar para defender nuestros derechos. Sí, también a día de hoy, cuando, a pesar de las normas, nos sigue persiguiendo el poso machista en un país en el que hasta hace solo 40 años las mujeres teníamos que contar con la autorización de un hombre para abrir una cuenta bancaria.

Y es que la desigualdad la provocan los ecos de un machismo consentido y celebrado, pero también y lamentablemente las nuevas resistencias a los espacios que por justicia hemos ido consiguiendo. Por eso seguimos saliendo a la calle este 8 de marzo. Denunciamos las discriminaciones que siguen activas y celebramos que juntas nuestro empuje es extraordinariamente poderoso.

Nos hacemos presentes en nuestra ciudad para ser libres. Gritamos colectivamente porque unirnos en la diversidad nos hace más fuertes. Es emocionante poder volver hoy a manifestarnos y reclamar lo que nos pertenece, no por ser hijas ni hermanas ni madres ni esposas, sino lo que nos pertenece como seres humanos.

Hoy contamos con la fuerza de la visibilidad, pero el feminismo se trabaja día a día y toma forma en los colegios e institutos, en los centros sanitarios, en el ámbito deportivo, en los espacios culturales, en los colectivos de personas con discapacidad, en las organizaciones de personas migrantes, en los colegios profesionales, en nuestras universidades, en los sindicatos, en los medios de comunicación…En prácticamente todos los espacios donde se da la vida en nuestro municipio.

En todo este repaso aparecen en mi cabeza tantas entidades que en Elx han integrado la igualdad como elemento transversal en sus respectivos ámbitos, que hacen frente a las violencias machistas en todas sus formas. Hoy quiero agradecerles esta labor cotidiana, la que alimenta el otro poso, el que normaliza la plenitud de derechos de las mujeres.

Y eso necesitamos las mujeres, en definitiva, dejar de reivindicar. Eso supondría haber alcanzado la igualdad real. Esa que aún asusta a quienes quieren retener sus privilegios. Esa que algunos quieren criminalizar, cuando en realidad son ellos quienes subvierten. Porque merecemoos resituar el debate y recordar que quienes transgreden son quienes quieren ir en contra de lo que es justo.

Escoremos el machismo, señalemos, que no hay nada más peligroso que ser complaciente y equidistante con quienes quieren perpetuar las desigualdades. Recordemos que no hay ningún demócrata que reniegue del feminismo.

En ese camino, la política es clave. Es imprescindible seguir ampliando leyes que blinden los derechos de las mujeres y también es esencial tejer nuestras ciudades desde la perspectiva de género. Seamos ambiciosas a la hora de entender el espacio público, de feminizar nuestros barrios y pedanías, de reclamar políticas del tiempo, de poner en valor los cuidados…

En definitiva, se trata de construir municipios y sociedades más inclusivas. Porque eso es el feminismo: la mirada amplia del mundo, la que hace de todas sus diversidades una riqueza imprescindible para la vida. Y eso vamos a reivindicar de nuevo este 8 de marzo en la manifestación convocada por la Coordinadora Feminista d’Elx y la Asamblea 8M: que el mundo sólo será justo cuando las mujeres seamos totalmente libres.

Por nosotras, por las que nos precedieron, por las que no pueden hacerse oír, por las que vendrán, por todas…Sumemos voces y esfuerzos, volvamos a llenar nuestras calles de morado, que no hay nada más poderoso que tumbar una de las desigualdades más antiguas, injustas y dolorosas de este mundo.

Esther Díez Valero
Portavoz municipal de Compromís per Elx y candidata a la Alcaldía